A esta retorica decadencia,
de escribir.
De desandar corredores
con cerrojos en el alma.
Estos claroscuros de palabras.
A veces certeras...
A veces ambiguas.
Estas letras cargadas
de vientos y mareas.
De recuerdos fragmentados.
Que vuela,
inevitablemente...
A esa misma orilla.
A este ser vedado por las sombras.
A este trazo de ocaso,
entre las manos.
A este ser humanos,
tan complejo,
que fecunda a veces,
una frase certera.
Y entonces,
irrisoriamente
se le permite un lugar...
En las borrascas del misterio.
Y entonces ahi...
late el poema
Demian
2 comentarios:
Las palabras arrodilladas escuchan todo lo que dice nuestro lento latir. Todo lo que vibra en nuestro interior, avanza al infinito y nos hace creer.
Hola es bello tu blog estou conociendolo adentrandome en tus letras,es un placer pasearse por aqui.saludos.
Publicar un comentario