Amanece lentamente
como si la noche
se tomara todo el tiempo
para apagar las estrellas
y allí, en esa línea
donde la tierra y el cielo
se besan, el sol tímidamente
asoma sus caderas
su tibio esplendor
deja ver las tuyas
¡qué hermosura!
de costado, se asemejan
a la bocha de un helado
solo que no se derriten
ni ante el fragor
de un sexo consumado
amanece … ¡que regalo!
tus caderas, las del sol
que me aman
como yo las amo.
Félix
4 comentarios:
Inmensos son tus versos poeta como infinitos e inmenso el universo. Gracias por dejarlos colgados aquí en esta tu casa . Honor que me haces. Besos.
Hermosas letras!
Un abrazo
que amanezca, pues
Arriba la poesía!
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