Libemos nuestra esencia
en la humedad de dos cuerpos,
el placer de la carne,
el gemir de besos,
la saliva de nuestras ansias,
el dolor de nuestros huesos.
Bailemos en armonía
al compás de movimientos
la callada melodía
de nuestras respiraciones,
un latido,
sollozos,
ven, no tardes
recorre mis campos
con tus dedos,
y déjame humedecer tus llanos
con el elixir sutil de mis deseos
y sorbo a sorbo
beber el veneno afrodisíaco
de tu sexo.
2008
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