Llevo surcos gimiendo,
por la angustia
de tu ausencia.
Están mis montañas llenas,
tienen dolor,
claman clemencia.
Porque tu abriste
surcos,
en mi tierra desierta,
cuando fue mi amanecer
como yo no lo quisiera.
Ven y calma
este dolor
de mis surcos
y montañas,
y...
quita este ardor
de todas mis entrañas.
1 comentario:
probando
Publicar un comentario